Hace unos meses me sentía perdida.

Cansada, estresada, sin tiempo para mí… y con la cabeza llena de cuentas que no sabía cómo pagar.

Me preguntaba si esto era todo lo que la vida tenía para ofrecerme.

Hasta que una pequeña decisión cambió todo.

Nada mágico. Nada perfecto. Solo algo distinto.

Y hoy… en un martes cualquiera, mi única obligación fue tomarme un café tranquila, hacer mis uñas y respirar en paz.

Sé que suena raro. Pero si tú supieras…

(No escribo esto para presumir. Solo porque sé que hay mujeres allá afuera sintiendo lo mismo que yo sentía.)

Y si te hizo sentido lo que leíste.
Tal vez esto también sea para ti.